LA PALABRA POÉTICA Y SUS ESTIGMAS XV EL MAR Pablo Neruda
NECESITO del mar porque me enseña: no sé si aprendo música o conciencia: no sé si es ola sola o ser profundo o sólo ronca voz o deslumbrante suposición de peces y navíos. El hecho es que hasta cuando estoy dormido de algún modo magnético circulo en la universidad del oleaje. No son sólo las conchas trituradas como si algún planeta tembloroso participara paulatina muerte, no, del fragmento reconstruyo el día, de una racha de sal la estalactita y de una cucharada el dios inmenso.
¡Lo que antes me enseñó lo guardo! Es aire, incesante viento, agua y arena.
Parece poco para el hombre joven que aquí llegó a vivir con sus incendios, y sin embargo el pulso que subía y bajaba a su abismo, el frío del azul que crepitaba, el desmoronamiento de la estrella, el tierno desplegarse de la ola despilfarrando nieve con la espuma, el poder quieto, allí, determinado como un trono de piedra en lo profundo, substituyó el recinto en que crecían tristeza terca, amontonando olvido, y cambió bruscamente mi existencia: di mi adhesión al puro movimiento.
No me pensaron suave ni precisa no me soñaron leve, dulce o tibia es mi líquido azar entre los aires que rompe y sacude, tanto como limpia. Es el mar mi elemento incompatible es su sed el fragmento de mi espera y yo sé que el poder es un misterio como un ir y venir en son de guerra. Aprendo siempre de cada despedida soy novedosa en cada bienvenida llego, me voy, vaivén que no despista infinitud que se mueve. Eterna y mía.
Marilú Ferro
Copyright©Marilú Ferro. Enero 2014 |