LA PALABRA POÉTICA Y SUS ESTIGMAS XI Pedro Salinas La voz a ti debida (versos 1237 a 1265)
Lo que eres me distrae de lo que dices.
Lanzas palabras veloces, empavesadas de risas, invitándome a ir adonde ellas me lleven. No te atiendo, no las sigo: estoy mirando los labios donde nacieron.
Miras de pronto a los lejos. Clavas la mirada allí, no sé en qué, y se te dispara a buscarlo ya tu alma afilada, de saeta. Yo no miro adonde miras: yo te estoy viendo mirar.
Y cuando deseas algo no pienso en lo que tú quieres, ni lo envidio: es lo de menos. Lo quieres hoy, lo deseas; mañana lo olvidarás por una querencia nueva. No. Te espero más allá de los fines y los términos.
En lo que no ha de pasar me quedo, en el puro acto de tu deseo, queriéndote. Y no quiero ya otra cosa más que verte a ti querer.
Conexión Si solo pudieras verme como mira tu mirada. Si quisieras encontrarme en tu vuelo de hondonada, me arrullaría la vida en un canto de esperanza. Si precisaras el punto donde contemplo tu gracia. Si se encontrara un segundo tu mirar con mi nostalgia, el universo abriría un edén para mi alma. Marilú Ferro
Copyright Marilú Ferro. Octubre 2012 |