Trabajos de taller
Glosario de términos
Buscar
“Ama el arte,
que de todas las mentiras
es la menos falaz”
Gustave Flaubert
(TEC) EL CUENTO. Técnicas de escritura |
VERME LLORAR
La cara se deforma, los rasgos se desfiguran, todo pareciera caer; los labios se afinan y se curvan para abajo, la frente se llena de líneas que se arquean en igual sentido, el ceño se frunce con furia, los ojos se achinan, los párpados se hinchan, la nariz se pone roja y no deja de gotear. Los pómulos se empapan de un líquido espeso, gomoso que al refregarse, la piel queda dura, áspera. Manos temblorosas tapan el rostro y los dedos se deslizan por la cabeza enmarañando el pelo. Llega, entonces, la congoja, y la respiración cada vez más agitada, y el ahogo, y los sonidos que acompañan el sollozo. La garganta duele y comienzan a marcarse las venas en el cuello. El aire ya no pasa por las fosas nasales y en grandes resoplos entra por la boca y tampoco puede pasar y el pecho también empieza a doler. En un “¡ahhh!…” entrecortado y eterno se quisiera expulsar la angustia que se agolpa en el plexo. Desde ese centro, como una hiedra trepadora, el dolor se ramifica y se enreda y sus hilos sofocan los pulmones, otros se enroscan en la boca del estómago, hay latigazos que pegan en el alma y estrujan el corazón. Y el cuerpo se quiebra y se fragmenta y late. Las entrañas quedan en ascuas y aparece el vacío que invalida la calma y el sosiego. La llaga se instala y ahí quedará prendida en algún lugar remoto del ser.
Copyright©Valeria Sáenz. Febrero, 2015 |